Hugo Ibarra, actuando como técnico de Boca, supo transformar radicalmente al equipo.
Apenas han pasado un par de meses desde la aplastante victoria en Prana, cuando se anotaron 3 goles, que el rival no pudo contestar. Sin embargo, el equipo no se quedó ahí, ganó Platense, aunque no sin dificultad, pero derrotó al rival en un enfrentamiento justo. Luego hubo un encuentro con Racing, que fue tan tenso que en el intervalo entre tiempos se desató una pelea entre los atletas. Críticos y fanáticos vieron los eventos con gran expectación, pero la política intervino y las próximas elecciones ya están resonando. Pero esto no impidió que el equipo mantuviera su ánimo y se desempeñara en el Superclásico. Los juegos terminaron con una victoria sobre Lanús, luego de lo cual solo quedó el líder del torneo.
La emotividad se ha convertido en una de las carencias y al mismo tiempo ventajas del equipo. Literalmente viven el juego y fascina, hace que los atletas luchen hacia adelante. Sin embargo, la excentricidad mostrada puede ser un mal argumento en el ámbito internacional.
En vista de los factores señalados, el técnico se centró en la salud psicológica de los jugadores. Se está resolviendo el estado y las desviaciones asociadas con la carga y el ritmo loco de preparación para los campeonatos. Los futbolistas se preparan para un partido difícil, pero están decididos a que no sea un desafío imposible para ellos.
Ante el nuevo técnico, Boka tenía un problema, que era la imposibilidad de mantener una plantilla estable de 11 jugadores. Lesiones, sanciones, eliminaciones y otros trastornos impidieron constantemente la formación de una alineación completa para actuaciones a nivel mundial. Ibarra logró revertir esta desagradable tendencia, reunir y unir al equipo, que ya está mostrando un progreso impresionante. Además, el equipo se ha convertido en una máquina bien coordinada que no siente miedo y está lista para luchar hasta el final, lo que antes no sucedía. El resultado de este trabajo fue una racha ganadora de 5 encuentros seguidos.

Tenga en cuenta que Boca anotó todos los goles decisivos en los últimos 25 minutos del encuentro. Tal regularidad en el tramo final del partido es plenamente coherente con las ideas de Ibarra. Fueron los cambios en este formato los que introdujo para dar forma al estilo y al juego del equipo.
Los nuevos integrantes del equipo han influido significativamente en las tendencias de los jugadores. Por ejemplo, contra la defensa juega bien Molinas, quien puede superar la defensa de Langoni y pudo dominar contra Colón. Este es solo el ejemplo más simple del talento de entrenador para la selección de jugadores y la distribución de roles. Ibarra literalmente siente cuándo ya quién traer al campo.
Ahora el equipo luce como futuros campeones que llegarán al final a pesar de cualquier obstáculo en el camino.