Gallardo hace cambios en el equipo, pero no afectan el rendimiento de los jugadores. No le da carácter a las actuaciones de los atletas, porque su estilo ya no es reconocible en las salas. ¿Cuál es la crisis del entrenador?
Incluso terminar el campeonato no es una tarea fácil para un entrenador, por no hablar de mostrar constantemente el resultado de trabajar con el equipo nacional durante 8 años. Pese al deplorable estado de River, literalmente revivió a los atletas, haciendo campeones a los perdedores de ayer. Pero los analistas se inclinan cada vez más a creer que el entrenador está perdiendo su marca. Aparentemente, nadie es perfecto y eterno, pero es posible que la serie de fracasos del equipo tenga razones bastante objetivas.
Ya varios partidos de esta temporada se han convertido en una auténtica pesadilla para el equipo. Y estos no son encuentros aislados, sino un verdadero fiasco en el Superclásico Monumental, los cuartos de final de la Libertadores (Tigre, Vélez, Boca). Afecta la debilidad de la defensa del equipo y la incapacidad de jugar estrategias en el campo. Es decir, no hay suficiente disciplina para inculcar cuál es la tarea número 1 para un entrenador.
Nadie habla de lesiones de deportistas o descalificaciones que no se pueden prever. El entrenador experimentó mucho con la composición, cambió las formaciones y las tácticas, pero no pudo encontrar una combinación ganadora. Baste recalcar que en los últimos dos encuentros en el formato de la Liga Profesional, 28 jugadores diferentes han estado en el campo. Ninguno de ellos jugó un partido completo, obviamente, se está seleccionando un nuevo equipo entre los jóvenes jugadores prometedores, pero hasta ahora no con el éxito que nos gustaría. En total, el equipo jugó 1710 horas en 19 partidos.
Al mismo tiempo, no había un solo atleta que hubiera trabajado todo este tiempo, la composición era tan inconsistente. Gómez está más cerca de ese número, habiendo durado 15 partidos en el campo para un total de 1.305 minutos. Estuvo marcado por la más feroz resistencia contra Banfield. Le sigue Mammana, que participó en 16 encuentros, con una duración total de 1215 minutos. El tercer lugar lo ocupa De La Cruz, quien jugó 1028 minutos. Ningún otro jugador duró más en el campo ni superó las 1.000 horas.

El análisis de las decisiones del entrenador durante la última parte de la temporada a veces se paraliza. La composición y ubicación de los jugadores en el campo no siempre es susceptible de una explicación lógica. Por ejemplo, cómo fue posible ir al Superclásico con 3 defensores y sin centro de ataque. En la práctica, este esquema nunca dio un resultado positivo, pero el entrenador decidió asegurarse nuevamente.
Tenga en cuenta que Gallardo siempre ha buscado la excelencia y no se limitó al potencial que el equipo le ofreció inicialmente. Es obvio que falla la actuación individual del entrenador. Si no logra armar y preparar un equipo de campeones, entonces puede olvidarse de la Copa Argentina y la Libertadores del próximo año.